Historia de San Expedito

Según explican quienes estudiaron la vida de este santo, Expedito nació en el siglo III (se desconoce su lugar de nacimiento, que podría haber sido Armenia) y tuvo una carrera militar: fue comandante de la XII Legiónes romanas a las ordenes del Emperador Dioclesiano. Esta legión también llevaba el nombre de “Fulminante”, debido a una hazaña bélica que la volvió célebre.


Apostados en lo que hoy sería Turquía, la principal misión de estos soldados era defender el territorio romano del ataque de los hunos. En medio de su tarea, Expedito comenzó a tener cada vez más devoción por la fe cristiana, y tras algunas dudas finalmente decidió convertirse.


Según cuenta la tradición, ante su decisión, un cuervo apareció frente a él y le dijo “Cras”, que en latín significa “mañana”. Sin embargo, Expedito le respondió “Hodie”, es decir, “hoy”, haciendo referencia a que no dejaría pasar más tiempo para adoptar el cristianismo.


Tras esto, Expedito decidió predicar su fe a toda su tropa y a defender a todos los cristianos que eran enviados a los circos a luchar contra leones y ser devorados por ellos, lo que despertó la ira del Emperador Dioclesiano, que dio la orden de matarlo.


Finalmente, tras interrogarlo por varios días, el 19 de abril del año 303, Expedito fue decapitado en Melitene, sede de una de las Provincias Romanas en Armenia, junto con sus compañeros de milicia Caio, Galatas, Hermogenes, Aristonico y Rufo.

Milagro


En torno a su figura nacieron varias leyendas, la más conocida es la del “milagro del agua» en la época de Marco Aurelio.

San Expedito era comandante de la XII legión romana, llamada “La Fulminante”, que estaba luchando contra los bárbaros en la región de Alemania (actualmente Armenia y Turquía).

Cercados por sus enemigos, sin comida ni agua, sólo un milagro podía salvar a los soldados.

Cuando los bárbaros se acercaron para el ataque final, los soldados romanos se arrodillaron y se pusieron a rezar como habían visto hacer a los cristianos, pidiendo a Dios una solución urgente.

Expedito conocía muy bien la historia de Jesús y se conmovía con sus enseñanzas y su actitud ante la muerte.

Pero como era un General de División romano y una de sus tareas era perseguir a los cristianos, siempre dejaba su conversión para el día siguiente.

Sin embargo, sabiendo que se acercaba el ataque final con los bárbaros y con muy pocas posibilidades de ganar la guerra, los soldados romanos arrodillados se pusieron a rezar imitando a los cristianos y pidiendo a Dios una solución urgente.

Los bárbaros, perplejos ante la actitud de sus enemigos, detuvieron el ataque y en ese mismo momento el cielo se volvió negro y cayó una gran tempestad.

Y los soldados sedientos del comandante Expedito recogieron agua en sus cascos y bebieron, recuperando las fuerzas y de ese modo ganaron la batalla.

Desde ese momento muchos de los soldados se convirtieron al cristianismo y Expedito fue tocado por la gracia divina.


Hoy

En el momento de su conversión se le apareció el espíritu del mal en forma de cuervo diciendo “Cras, cras, cras” que en latín significa “mañana”, pretendiendo que dejara la conversión para más adelante como lo venía haciendo, dudoso por el miedo al martirio, pero él pisó al cuervo diciendo “Hodie, hodie, hodie” , en latín “hoy”.

Después de todo lo sucedido, las dudas se disiparon y decidió dejar el ejército de los hombres para ingresar en el ejército de los cielos.

Y dio testimonio de su fe en Cristo hasta su bautismo de sangre en el 303 donde fue martirizado y decapitado en Melitene.

Sus restos jamás fueron encontrados porque seguramente los cristianos de la época por miedo a los saqueos lo escondieron muy bien.

A san Expedito generalmente se lo representa vestido como soldado romano que pisa el cuervo que grita “cras, cras,cras”.

En una mano suele llevar la palma del martirio y en la otra una cruz que al principio era un reloj, con la escritura “hodie”.